POR NACHO MORENO
En
Madrid vivimos un estado orwelliano, donde cada mañana, como si fuéramos las
masas de Metrópolis, somos engullidos por un Moloch con fauces de puerta de
vagón de metro. Allí embutidos junto con otros condenados a la rutina de
(buscar) trabajo somos sometidos a los repetitivos eslóganes de “Madrid
funciona”, “Madrid va bien” y “Prohibido pensar”. Una de las principales
plataformas utilizadas para doblegar nuestra voluntad en esos trayectos es la
televisión del Metro de Madrid, órgano que haría enrojecer al propio Goebbels
quien afirmaba que la propaganda que se desvela como tal es altamente
inefectiva, y que lo más aconsejable es disfrazar los lemas con bonitas
imágenes. La tele del metro de Madrid, mucho más franca que el Ministerio de
Propaganda Nazi, ha optado por decir las cosas a bocajarro y confiar en que la
repetición de mensajes a una audiencia cautiva hará mella por erosión. “Madrid
funciona”, “Madrid va bien” y “Prohibido pensar”. Para que se hagan una idea
del material audiovisual al que somos sometidos los viajeros de un transporte
público, el menú diario de ese NODO subterráneo consiste en:
1: Primero, mostrar el estupor de un grupo de vecinos
madrileños ante un brutal asesinato;
2: Segundo, mostrar propaganda política del partido gobernante quintaesenciado en la figura de Esperanza Aguirre o la Cólera de Dios;
3: Tercero, algún reportaje de interés humano, de moda o de la cosa social entendido como coros y danzas, demostraciones populares de adhesión al régimen o costumbres ancestrales. Temas que pueden parecer banales pero que tienen mucha enjundia, ya que fue precisamente esta sección la que me sorprendió el otro día porque después del típico “Madrid aguanta mejor los envites de la crisis. ¿La razón?. Unos presupuestos austeros” (sic, o sea, literal) pusieron un mini reportaje que parecía más una amenaza que un reflejo de actualidad: “Vuelve el hombre”. Con esta noticia aludían a que una famosa marca de cosméticos había elegido al actor Hugh Laurie (protagonista de House) para ser imagen de su campaña. Antes de llegar a esa información clave se había hablado de la muerte de la metrosexualidad acompañándolo de fotos de David Beckham en poses afeminadas, se había parado a un par de transeúntes que perjuraban escupiendo al micrófono su aprecio por el hombre-hombre, y se remataba todo el conjunto con unas declaraciones ex-plo-si-vas de un sociólogo (uno de derechas, suponemos) que decía más o menos: “Es resultado de la crisis, se buscan referentes masculinos que den mayor seguridad”. Y claro, ante eso, no pude más que girarme y decir(la) a la mujer inmigrante y de mediana edad que tenía al lado y que parecía ya derrotada a las 9 de la mañana: “ah, si es por la crisis, yo ya… poco puedo decir…”.
Pero
antes de que pasemos al punto de que esta crisis también nos afecta a los
maricones, a las bolleras, a la feministas, y a las mujeres con trabajo, y que
si queremos podemos, y entre todas lo arreglamos, y allí Paz y aquí Gloria, y
oye hay que mentalizarse que todas tenemos que poner un poquito de nuestra
parte y apretarnos el cinturón (y no para estar más monas, sino para poder
cerrarnos la cremallera…sobre todo la de la boca). Y antes de que los medios de
comunicación entren en nuestros salones y nos digan “Chicas, chicas… por favor,
podéis callaros un ratito, vuestro Padre está intentando descansar, que se ha
pasado todo el día intentando salir de la crisis” (desgraciadamente creo que la
tele del Metro de Madrid va a ser el modelo en el que se inspire la RTVE en
escasos meses), conviene preguntarse seriamente si tiene alguna base relacionar
economía y el género, y si por lo tanto podemos ligar la crisis económica a la
masculinidad.
Según la estudiosa Brigit Sauer de la universidad de Viena en su artículo de septiembre de 2010 “Speedy cars, perky women, champagne and striptease bars. Neo-liberal masculinity in crisis?” no solamente existe un modo de relacionar estos dos ámbitos sino miles. En esta interesante pieza, disponible para sus ojazos en internet, la estudiosa aporta todo un abanico de datos desde estudios científicos sobre los altísimos niveles de testosterona encontrados en los analistas financieros y los corredores de bolsa en Nueva York y Londres antes del estallido de la burbuja, a la tendencia de las naciones de meter dinero público en sectores laborales tradicionalmente masculinos como la fabricación de coches, obviando como siempre otros ámbitos como la administración de cuidados. Uno de los puntos más interesantes de la disertación de esta estudiosa es cuando expone que el sistema económico liberal que ha creado el actual mundo globalizado, ha conseguido también que la política se haya desparlamentizado o privatizado a través de instituciones supranacionales como el FMI, el Banco Mundial, el Banco Europeo, etc etc… y que este proceso de informalización va claramente en contra de las mujeres. Da igual que las mujeres consigan un número paritario de representantes en el Senado español o que el Tribunal de la Haya tome medidas a favor del trabajo femenino cuando la política de impacto se realiza en centros de poder que son poco más que fraternidades masculinas.
2: Segundo, mostrar propaganda política del partido gobernante quintaesenciado en la figura de Esperanza Aguirre o la Cólera de Dios;
3: Tercero, algún reportaje de interés humano, de moda o de la cosa social entendido como coros y danzas, demostraciones populares de adhesión al régimen o costumbres ancestrales. Temas que pueden parecer banales pero que tienen mucha enjundia, ya que fue precisamente esta sección la que me sorprendió el otro día porque después del típico “Madrid aguanta mejor los envites de la crisis. ¿La razón?. Unos presupuestos austeros” (sic, o sea, literal) pusieron un mini reportaje que parecía más una amenaza que un reflejo de actualidad: “Vuelve el hombre”. Con esta noticia aludían a que una famosa marca de cosméticos había elegido al actor Hugh Laurie (protagonista de House) para ser imagen de su campaña. Antes de llegar a esa información clave se había hablado de la muerte de la metrosexualidad acompañándolo de fotos de David Beckham en poses afeminadas, se había parado a un par de transeúntes que perjuraban escupiendo al micrófono su aprecio por el hombre-hombre, y se remataba todo el conjunto con unas declaraciones ex-plo-si-vas de un sociólogo (uno de derechas, suponemos) que decía más o menos: “Es resultado de la crisis, se buscan referentes masculinos que den mayor seguridad”. Y claro, ante eso, no pude más que girarme y decir(la) a la mujer inmigrante y de mediana edad que tenía al lado y que parecía ya derrotada a las 9 de la mañana: “ah, si es por la crisis, yo ya… poco puedo decir…”.

Según la estudiosa Brigit Sauer de la universidad de Viena en su artículo de septiembre de 2010 “Speedy cars, perky women, champagne and striptease bars. Neo-liberal masculinity in crisis?” no solamente existe un modo de relacionar estos dos ámbitos sino miles. En esta interesante pieza, disponible para sus ojazos en internet, la estudiosa aporta todo un abanico de datos desde estudios científicos sobre los altísimos niveles de testosterona encontrados en los analistas financieros y los corredores de bolsa en Nueva York y Londres antes del estallido de la burbuja, a la tendencia de las naciones de meter dinero público en sectores laborales tradicionalmente masculinos como la fabricación de coches, obviando como siempre otros ámbitos como la administración de cuidados. Uno de los puntos más interesantes de la disertación de esta estudiosa es cuando expone que el sistema económico liberal que ha creado el actual mundo globalizado, ha conseguido también que la política se haya desparlamentizado o privatizado a través de instituciones supranacionales como el FMI, el Banco Mundial, el Banco Europeo, etc etc… y que este proceso de informalización va claramente en contra de las mujeres. Da igual que las mujeres consigan un número paritario de representantes en el Senado español o que el Tribunal de la Haya tome medidas a favor del trabajo femenino cuando la política de impacto se realiza en centros de poder que son poco más que fraternidades masculinas.
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"Son Pinky y Cerebro-bro-bro" |
Siguiendo por el camino verde que va a la ermita de
las macro-masculinidades políticas, la autora llega a los arroyos de las
micro-masculinidades sociales, esos en las que todos bebemos, o dicho en el
lenguaje de la tele del metro de Madrid: “ese hombre-hombre que vuelve”.
Según Brigit Sauer las fases de las masculinidades globales son: primero aquellas
masculinidades que llevaron a cabo las conquistas, segundo las coloniales y
tercero las masculinidades post-coloniales o masculinidades neo-liberales, que
son una subjetivación (una representación en el sujeto) de la estructura
económica de la globalización. El héroe de este nuevo tipo de masculinidad no
es el guerrero que conquista el mundo, sino que es el hombre “blanco,
viril y [que] pertenece a la nueva clase mundial de la hiperburguesía”, es el
“homo oeconomicus-político” que controla las instituciones. Son los business
executives, los brokers, los managers de grandes corporaciones, los asesores de
imagen y otros vendedores de humo. ¿Quieren nombres? Josef Ackermann del
Deutsche Bank (“No hay ninguna mujer en el comité ejecutivo del Deutsche Bank,
pero espero que un día u otro la dirección sea más bonita y tenga más colorido
gracias a la integración de mujeres"), José Manuel Durao Barroso
presidente de la Comisión Europea, y, ¿por qué no?, Rodrigo Rato que tanto hizo
en el FMI por evitar la crisis y Dominique Strauss-Kahn antes de que
(presuntamente) intentará violar a varias mujeres. Pero también a los grandes
magnates metidos a políticos como Berlusconi o Michael Bloomberg, alcalde de
Nueva York y el hombre más rico de EE UU desde 2001, y que avala con su fortuna
personal las carencias del sistema a través de fundaciones convirtiéndose en la
representación actual del rey benevolente.
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Josef Ackermann: "La mujer es lo más bonito que hay" |
A la Brigit Sauer no se le pudre nada en la boca y dice en su artículo: “la
masculinidad economizada y relacionada con el mercado se caracteriza por actuar
de manera arriesgada y por recibir grandes bonus” vinculando estas prácticas a
la corrupción política (¿qué son unos cuantos trajes sino las primas
justas por una buena gestión?). Pero concluye: “la crisis económica y
financiera al final de la primera década del primer siglo NO es una crisis del
neo-liberalismo. Por lo tanto, NO es tampoco una crisis de la hegemonía
neoliberal ni la masculinidad neoliberal. Al
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Barroso |
contrario, durante y a través de
la crisis, las masculinidades neoliberales han sido capaces de reestructurarse.
Es interesante que sean los mismos actores masculinos, managers, banqueros y
políticos, que iniciaron la crisis, los que han sido señalados, tolerados
socialmente, legitimizados y públicamente respaldados como `solucionadores´ de
la crisis”. Las razones de esa aceptación social residen en que “la
masculinidad liberal, desarrollada en el terreno de lo económico, se ha
convertido en el modo de subjetivación y en el modo de vivir para todos los
demás dominios y sistemas sociales. Por lo que se ha convertido en obligatoria
para todo el mundo, y consecuentemente también para las mujeres y las
masculinidades subalternas” refiriéndose con estas últimas a inmigrantes,
parados, y demás… hasta yo mismo me encontré el otro día diciéndole a un
peluquero “no me hagas un pelo muy arriesgado” entendido por “no me hagas un
pelo muy gay” porque tengo que buscar trabajo (así de asquerosa es la vida).
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Bloomberg mordiendo más que lo que puede tragar |
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Rato parece preguntarse con esa expresión picaruela suya que puede hundir ahora... |
“Pensar en términos de competición, exclusión o marginalización del `otro´,
calcular y actuar bajo la premisa de la eficiencia y la efectividad, así como
erosionar la solidaridad se ha convertido en el modo hegemónico de
subjetivación en el contexto de la reestructuración neoliberal de occidente. El
recorte en el estado del bienestar –una forma casi femenina de estado- por
someter a la lógica económica y financiera a todos los sectores de la
existencia ha promovido los códigos masculinos y las formas de comportamiento relacionadas
con la masculinidad (…) el emprendedor (de ambos géneros) está obligado a
simular una masculinidad neoliberal y a adoptar una competición, estando
siempre alerta para asumir riesgos y practicar la exclusión con el objetivo de
sobrevivir en la vida diaria”.
Para
ir terminando, la autora de este artículo expone que el “neo-liberalismo de los
pasados 20 años era y aún es un gran proyecto de (permamente re-)masculinización
de la sociedad, la política y el estado (…). Vivir en un contexto capitalista
neoliberal requiere un comportamiento masculino”. ¿Qué significa pues
esta vuelta a la masculinidad que nos anunciaba el metro de Madrid?. O
mejor lo voy a plantear de otra manera: vale, vale, el hombre-hombre vuelve a
casa, pero ¿cómo va a volver y cómo se va a comportar de puertas para adentro?.
¿Derrotado y cabreado porque por muchos atributos de dignidad que lleve (el
pelo perfectamente cortado, la barba estudiada, musculatura sin excesos, traje
correcto…) sigue sin poder ser el proveedor?. ¿Me pegará si llega así?, ¿me
llamará mantenida?, ¿me dirá que no comprendo sus presiones y que necesita un
rato de silencio?. O quizás… llegará borracho de poder después de haber movido
millones, y me cerrará la boca con un buen beso mientras intento explicarle
como me ha ido el día y me susurrará “cállate zorra que estoy muy cachondo”
cuando me apriete cariñosamente el coño. Quizás llegue con un amigo y quiera
montar algo kinky, rollo bukake, en plan “Rodrigo córrete en mis tetitas, ufff,
sí Josef en la cara, calentita, bufff, que violento y patriarcal Dominique,
déjame que abra la boca para ti”. En cualquier caso, vuelva como vuelva, como
noticia repito que me parece más que una novedad, una amenaza. Os dejo con un
vídeo de un grupo de hombres afeminados y sin conocimientos de economía y por
lo tanto a punto de desaparecer por la selección evolutiva económica, son los
modelos de Dolce&Gabanna contestando a cómo ellos superan la crisis.

Nacho moreno (www.palomitasenlosojos.com)
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