lunes, 10 de junio de 2013

Balansiyya en cinco actos



POR VICENT BAYDAL
www.ventdcabylia.com

El 9 de octubre del año 2038, justo el mismo día en que los habitantes de Valencia celebraban desanimadamente el octavo centenario de la entrada en la ciudad de Jaime I el Conquistador y su incorporación al mundo cristiano, en el antiguo enclave histórico de Djenné, actualmente en el país de Malí, la Fundación Suheyl, creada con el patrocinio de diversas dinastías árabes, presentó al mundo islámico uno de los descubrimientos más maravillosos de los últimos tiempos: el manuscrito del Registro de los inicios, los hechos y el fin de los árabes y los bereberes en las medinas de al-Ándalus. Se trata de una recopilación de historias de las principales ciudades andalusíes que fueron conquistadas por los cristianos en el siglo XIII, como Badajoz, Córdoba, Jaén, Sevilla, Mallorca, Valencia o Murcia, escritas por diversos informadores coetáneos, retrotrayéndose al inicio de su población islámica. Por el interés que suscita entre los lectores de su revista, les enviamos, traducidos, algunos fragmentos de la narración dedicada a la ciudad de Valencia, la antigua Balansiyya musulmana ‒transliteración gráfica que hemos respetado para referirnos a ella.






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1. De cómo llegaron los nuestros y se rindieron los visigodos

Hoy vivimos en otros lugares, Granada, Algeciras, Tlemcén, Alger o Kairuán, y la amalgama de circunstancias nos confunde, pero ahora que hemos sido expulsados del paraíso terrenal, solo ahora, podemos contar el final de nuestra antigua medina. Todo comenzó en el año 95 de la Hégira [714], cuando Abd al-Azizibn Musa, hijo del enviado de Damasco Musa ibnNusair, pactó con el obispo de Valentia, el máximo poder local, la rendición de la ciudad y su territorio. En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso, los visigodos obtuvieron la paz y la salvaguarda de sus propiedades y de su culto a cambio de pagar al califa el impuesto de los no musulmanes. Cerca de la ciudad se instaló un destacamento yemení, muy reducido, dada la enorme pobreza de la región. Los visigodos les relataron su penuria, asolados por plagas de langostas durante décadas. En Valentia solo vivían el obispo, sus acólitos y unos centenares de familias, instalados sobre las ruinas de una antigua urbe; en el campo las gentes se habían refugiado en las montañas, temerosas del hambre y de nuestros propios ataques...
           
2. De cómo los bereberes crearon huertas mientras la ciudad languidecía

En el año 289 de la Hégira [902] numerosos grupos de tribus y clanes bereberes se habían asentado en las inmediaciones de la ciudad. Los Banu Hawwara, los Banu Agger, losBanu Zanata y tantos otros habían construido un complejo sistema de acequias para llevar el agua del Guadalaviar [el Río Blanco] a sus alquerías y alimentar así a sus familias. Las tierras de cultivo se llenaron de sorgo, trigo, arroz, alcachofas, berenjenas, acelgas, espinacas, cítricos, peras, calabazas, higos o dátiles. La sabiduría y la experiencia de los hombres libres hicieron fecundar el campo; el trabajo de la comunidad trajo la prosperidad a sus habitantes. Los antiguos pobladores de la zona se mezclaron con dichos bereberes y fueron asimilados. Mientras tanto, Balansiyya se deshacía. Hasta el punto que llegó a ser conocida como Madinat al-Turab [la ciudad del barro], llena de zanjas polvorientas, muros derruidos y espacios abandonados. Muy pocos de los nuestros habían decidido instalarse en ella...

3. De cómo Balansiyya se convirtió en taifa

Sus huellas sobre la tierra te enseñarán su historia como si la vieras con tus propios ojos. Por Alá que jamás los tiempos traerán otro semejante que domine la península y conduzca los ejércitos como él. La desaparición del caudilloal-Mansur [el Victorioso] trajo la discordia entre los nuestros. Él, que había humillado la soberbia de los cristianos, que los había hostigado en Barcelona, Coímbra, Pamplona o Santiago, que había embellecido la gran mezquita de Córdoba, no supo prever los enfrentamientos que se habían de producir a su muerte. Y llegó la fitna [la división], la guerra civil. Es conocido por todos los que han escuchado a los viejos que conservan nuestra memoria: las taifas [los destacamentos] de las regiones dejaron de pagar el impuesto coránico al califa de Córdoba y cada gobernador tiró por su lado. En Balansiyya Mubarak y Muzzafar, dos eunucos libertos, gobernaron desde el año 401 de la Hégira [1011] y, poco después, llegó a la ciudad el nieto del caudillo al-Mansur. Durante esta época muchas gentes acudieron a ella; los mercados bullían de actividad con los productos de la huerta y con los bienes tallados por los artesanos que se instalaron en torno al alcázar de los gobernadores. Estos ordenaron construir una gran muralla y una bella almunia con un amplio jardín plantado de árboles frutales y flores, y un río que lo atravesaba, con pabellones ricamente decorados que daban al jardín...

4. De cómo, tras la expulsión del cid, la ciudad volvió a resplandecer

Por aquel entonces el poder de los cristianos había aumentado, mientras que el de los nuestros se debilitaba, a causa de la fitna [la división]. Y así, en el año 486 de la Hégira [1093] el mercenario Rodrigo Díaz de Vivar tuvo la osadía de asediar Balansiyya, donde se cobijaron muchas gentes del campo. Fue un cerco terrible. Un año sin poder salir de la ciudad. Cuando se acabaron los víveres, los perros, los gatos y las ratas fueron objeto de codicia. Una gran zanja fue excavada ante la puerta principal de la ciudad y los cadáveres de los que morían de inanición se lanzaban en su interior. Finalmente, el gobernador capituló y Díaz de Vivar ‒que Alá lo haya castigado convenientemente‒ ocupó la ciudad. Durante ocho largos años la población estuvo subyugada al dominio de dicho sayyid [Cid, señor] y de los suyos, hasta que los almorávides, llegados de la otra ribera, plantaron cara al poder cristiano y los expulsaron. La ciudad y los recitales de las noches de verano volvieron a resplandecer. IbnJafaya al-Yannán [el Jardinero] cantó a sus habitantes: “¡Qué gozo el vuestro! Tenéis en casa el paraíso eterno”. IbnGalib al-Russafí [el de Russafa] ensalzó la voluptuosidad de los sentimientos: “Si pudiera mandar de mi amor, no querría dicho poder”. Ibn al-Zaqqaqal Balansí [el de Balansiyya] nos legó un bello e intenso epitafio: “¿No fue nuestra vida un gozo ardiente?”....

5. De cómo fuimos expulsados del paraíso terrenal

Tras la caída del poder de los almorávides y los almohades, nada ni nadie pudo frenar el avance cristiano. Mallorca, Badajoz, Mérida, Córdoba, Úbeda y Baeza fueron ocupadas. Más tarde, el destino golpeó a Balansiyya. El infiel hizo desaparecer la fe verdadera y las campanas reemplazaron la llamada del muecín. ¡Qué gran pérdida para el Islam! ¡Qué tristeza para la oración y para el ayuno que trajo aquel fatídico 18 de sáfar del año 606 [28 de septiembre de 1238] en que la ciudad cayó rendida ante Yaqmú al-Barsaluní [Jaime I de Aragón]! ¿Dónde han quedado, hermanos, aquellos días y aquellas noches de nuestro pasado? Prendieron a miles de los nuestros y los mataron o vendieron como a esclavos. Los demás quedamos subyugados. Fuimos desposeídos de nuestros bienes, expulsados de nuestras casas y nuestras huertas; emprendimos el camino del exilio... 

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Algunos opinan que el Registro de los inicios, los hechos y el fin de los árabes y los bereberes en las medinas de al-Ándalus es una obra apócrifa, realizada para reforzar los argumentos islamistas que animan a la conquista del antiguo territorio andalusí, aprovechando el actual estado de desolación social y económica en que han quedado España y Portugal. Sin embargo, los pocos expertos occidentales que han examinado el manuscrito avalan su autenticidad, atendiendo a los tipos de papel y caligrafía utilizados. Se trata, sin duda, de una obra de finales del siglo XIII que ilumina, como ninguna fuente había mostrado antes, el sentir de los musulmanes que habitaron las ciudades andalusíes durante aquella época, así como la memoria que conservaban de su llegada a la península ibérica y los siglos de felicidad y tristeza que vivieron en ella. Fuentes cercanas a la Fundación Suheyl comunican que la edición del manuscrito se abordará en breve, a lo largo del año 2039. Esperamos, por tanto, su próxima publicación, de la cual les informaremos oportunamente.



Sigue leyendo: Re-mediterraneizar el mundo de Santiago Alba Rico en el número 8 de Bostezo.





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