lunes, 10 de junio de 2013

Bajo el influjo del mal rollo mediterráneo




POR NACHO MORENO
www.palomitasenlosojos.com


1.  Un concejal de urbanismo de un pueblo alicantino que utiliza frecuentemente la palabra “democracia” posee memorabilia franquista en su casa –un cenicero con la forma del Valle de los Caídos- y asiste a sangrientos combates de vale-tudo en olvidadas naves industriales donde apuesta grandes cantidades de dinero en compañía del presidente de una asociación de prostíbulos que ha convertido su organización empresarial en una especie de fuerza paramilitar de ultraderecha que realiza regularmente batidas de inmigrantes.


2.  En uno de los establecimientos de esa organización que se puede encontrar en toda la costa valenciana una de las máximas atracciones es una línea de telesillas muy parecidas a las utilizadas en las estaciones de sky donde las prostitutas cuelgan y sobrevuelan las cabezas de los clientes. Las prostitutas intentan sonreír y hacer movimientos elegantes que las conviertan en figuras etéreas pero pronto se acaban pareciendo a chorizos o jamones colgados, carne inerte dispuesta para ser consumida. Un cliente, un trabajador casado de una entidad bancaria que ha sido trasladado de oficina debido a las amenazas de los habitantes de un pequeño pueblo por la venta de unas acciones que no resultaron ser tan provechosas como predijo, se aburre del espectáculo y decide elegir a una de las chicas de la barra. Para seleccionarla realiza siempre el mismo protocolo: se sienta al lado de ella, le da un poco de conversación y jugueteando acaba introduciéndole una moneda por la vagina, separando los labios mayores e introduciendo un euro como si fuera una máquina recreativa. Es algo que le excita mucho y que le recuerda a sus éxitos laborales.

3.   La prostituta a la que le habían introducido una moneda por la vagina en el prostíbulo del amigo del concejal alicantino decide pensar en su hijo mientras realiza su trabajo. Ella es extranjera y después de un terrible periplo por distintas ciudades pagando una extravagante deuda con la mafia que la trajo a España ha acabado viviendo en un pueblo de Castellón. En realidad no le importa demasiado que todos los de su país tengan que reunirse en un banco determinado del pueblo o, incluso peor, en ese bar de tapas que ahora llevan unos chinos porque no los quieren en ningún lado; ella piensa que por lo menos allí están bien, algo que podríamos traducir por “nuestra integridad física no está comprometida” y además su hijo va al instituto. Pero lo que esta mujer no quiere ver en esos sueños de bienestar es que ese futuro prometedor para su hijo está repleto de institutos atestados donde los alumnos que llevan años en barracones están próximos a sentarse uno encima de otros por falta de espacio en unas aulas que son verdaderas torres de Babel con nuevas y constantes incorporaciones de niños y niñas que tienen un dominio escaso del castellano o del valenciano. Este apartheid educativo con personal escaso que es la educación pública se ve reforzada por los padres: tanto por los de derechas que mandan a sus hijos a colegios religiosos privados con la excusa de recibir una educación católica, como por los progres que bajo la excusa de una educación íntegramente en valenciano o en inglés meten a los suyos en escuelas también privadas, comunidades cerradas que los preparan para un futuro mestizo pero con altos muros.

4.   El hijo de la prostituta a la que le habían introducido una moneda por la vagina en el prostíbulo del amigo del concejal alicantino siente sobre su cuerpo todo el peso de las diferencias sociales que son especialmente significativas en una edad como la adolescencia y en una sociedad tan obsesionada con las apariencias como la valenciana. El chico tiene un cuerpo bonito, fibrado y definido, trabajado en gimnasio y completamente depilado que luce en distintas redes sociales donde conoce a chicas de su área geográfica. El problema de ese cuerpo es que no tiene los adornos que se merece y según le parece a su propietario queda como deslucido sin la ropa de marca o sin los imprescindibles gadgets electrónicos como ipads, iphones y móviles de tercera generación que lancen esa belleza completamente artificial y masculina a internet bajo la forma de fotos posadas (le encantan esas fotos que se hace con todo el cuerpo en tensión como a punto de realizar una acción violenta pero tocándose el paquete). El chico no lo sabe expresar con palabras pero en cierto modo reconoce que él es solo su cuerpo y que éste ha sido creado para acelerarse y ser lanzado como si su cualidad definitoria fuera una fuerza centrífuga. En cierto modo sabe que ha nacido para tener un cuerpo fibrado que sea lanzado contra las carreteras comarcales en motos de gran cilindrada, en quads o en Opel-Astras de cristales tintados, para ser lanzado contra el cuerpo de chicas que juegan al papel machista de estar disponibles pero con reparos morales (“¡¡¿¿qué te crees que soy una guarra??!!”), para ser lanzado contra otros colegas bajo los efectos de las drogas y la música… Esperando ese gran choque que le convertirá en un amasijo de hierros y de fiesta y con una industria de la construcción valenciana completamente hundida donde pudiera haber sido lanzado desde andamios y contra muros de carga, este representante de la 'Generación perdida' espera e intenta aprobar las mínimas asignaturas y por ello se ve obligado por su madre a ir a clases de repaso.

5.   La profesora particular del hijo de la prostituta a la que le habían introducido una moneda por la vagina en el prostíbulo del amigo del concejal alicantino siente que ella es la verdadera representante de la 'Generación Pérdida'. Ella, bueno, ella es licenciada… no es que quiera ser elitista ni nada por el estilo, pero es que ella se ha sacado una carrera, que para eso se pasó seis años estudiando en la Universidad de Valencia (viniendo los fines de semana al pueblo, eso sí). No es que pensara entonces que se merecía más, pero es que nunca se imaginó viviendo con su abuela a los 29 años porque según las leyes del mercado de la Santa Democracia cada generación iba a tener mejores condiciones que la anterior y esa era una ley tan inmutable como las que se aprendían en Biología (ella accedería a ese Estado del Bienestar haciendo lo que le mandaban, lo que tocaba hacer). Pero sobrevino la crisis y a ella le pilló recién licenciada y ahí estaba intentando sobrevivir dando clases particulares para evitar no hacerse cargo de la ferretería que siempre ha sido el negocio familiar y que les ha definido socialmente: 'els ferreters'. Sin embargo para la saga 'dels ferreters' el tiempo no ha pasado en balde: su abuela que bajo el franquismo trabajó en condiciones semi-esclavistas para la industria local de la naranja fue rescatada por la Seguridad Social de la democracia y ahora disfruta de una pensión modesta y de divertidos viajes. Sus padres aprovecharon el impulso económico de los noventa para convertirse en garantes del orden social haciendo mucho dinero, tanto en A como en B, y ahora se veían incapaces de retirar su dinero de ese banco que vendió acciones de cuatro pesetas porque esa institución había sido tan importante para ellos como la Iglesia católica y renunciar a ella pese al robo cometido lo consideraban una especie de herejía (“el dinero retenido, ese es para vuestros nietos” había dicho el director de la oficina). La tercera generación se había esforzado en lo que le decían que debía esforzarse y lo único que había conseguido era un triste diploma y un no menos triste anuncio de clases particulares en la panadería del pueblo: “Licenciada en Biología da clases particulares de…”. La profesora particular, diligente como era, había intentado jugar una última carta y estaba aprendiendo alemán para marcharse a trabajar a ese país y para ello había empezado a reunirse con un alemán que vivía en el pueblo desde hace muchos años para mejorar su conversación.

6.   El compañero de conversación de alemán de la profesora particular del hijo de la prostituta a la que le habían introducido una moneda por la vagina en el prostíbulo del amigo del concejal alicantino llevaba un mes desaparecido. A nadie le extrañó mucho esta ausencia porque pese a ser una cara conocida que llevaba viviendo intermitentemente en el pueblo desde los setenta tenía una costumbres peculiares como la de no querer integrarse completamente en la vida colectiva y social. La historia de este vecino se había iniciado en 1975 con una visita del alcalde y la guardia civil para saludar al primer 'extranjero' que residía en la localidad y había vivido su momento más tenso cuando se descubrió que en su condición de periodista mandaba crónicas a revistas alemanas donde criticaba costumbres como 'bous al carrer' (toros en la calle) donde hablaba de toros tísicos siendo golpeados por garrotes y siendo asaetados por unos papelillos blancos con alfileres que la chiquillería lanzaba por distracción en la eternas tardes de septiembre cuando se honraba a la Patrona local. Estas diferencias de criterio que no habían gustado a los mozos y a los quintos de diez años sucesivos fueron resueltas con un desinterés común entre ambas partes y con el enclaustramiento del alemán en su chalet donde se decía poseía una abundante biblioteca. Sin embargo todos esos libros no impidieron que apareciera un día 'parcialmente' asesinado y utilizamos el concepto de 'parcialidad' porque del alemán solo apareció el torso que fue escupido por el Mediterráneo un mes de noviembre.  Un trozo de cuerpo comido por los peces, desnudo, con poco vello, grandes bubones, manchas azules y con los genitales hinchados y blancos como si toda el agua del mar hubiera entrado por allí hasta parecer un fruto al que se le hubiera regado en demasía y que al morder no tuviera sino agua. Cuando la noticia de la muerte se conoció en el pueblo fueron varias las teorías que corrieron: primero, evidentemente, la pederastia, que exponía que el chalet estaba lleno de pornografía infantil y de objetos de tortura sexual donde el alemán en comanda con otros solteros de la zona (el óptico y el farmacéutico) tenían una elaborada red de explotación sexual infantil encubierta en una academia de lenguas europeas. Segundo, el ajuste de cuentas político, ya que decían que era en realidad hijo de un dirigente nazi que fue recibido por la guardia civil y el último alcalde franquista del pueblo (aunque fuera reelegido durante veinte años también en democracia) y que había sido vengado por el descendiente de un campo de concentración matándolo en su chalet cuya piscina se decía tenía una esvástica para ser arrojando después el cuerpo al mar. No faltaron tampoco las alusiones a rituales satánicos relacionados con cierto hipismo un poco trasnochado del alemán y con una confusión si se quiere normal entre ecología y animismo acrecentada por unas charlas que había dado el alemán contra el uso del pesticidas y el respeto por la tierra donde junto a valores de defensa de naturaleza habló del concepto de Dauerwald o “bosque perpetuo”. Si del alemán solo quedó su torso, de su aislado chalet,  y todos los terribles secretos que contenía, solo quedaron los cimientos ya que fue pasto de las llamas al año siguiente de su desaparición en un gran incendio provocado y sus  alrededores recalificados como terreno urbanizable a la espera de una nueva burbuja… 


Sigue leyendo: 45.000 jugadores de golf, de Nacho Moreno en el número 8 de la revista Bostezo.


   

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