sábado, 21 de marzo de 2015

Ahora ya es vuestro


Tantas mentiras en busca de lectoras y lectores

Portada. Obra de Víctor Coyote Aparicio

 «Oye, que Jessica y yo hemos decidido que sí, que lo publicamos», la voz de Víctor sonó al otro lado del teléfono. Era un domingo por la mañana. Estuvimos hablando unos diez minutos. Nada más colgar, comencé a llorar, un llanto tonto de alegría que lo expulsaba todo. Sentí que un largo proceso había terminado y dejaba paso a tantos otros. Y es que Tantas mentiras recoge unos quince años dando tumbos, a veces atormentados, casi siempre aparentemente innecesarios. Lugares como Bogotá, D. F., Quito, Godella (claro), Vigo, California, Barcelona son algunos de los escenarios de los doce relatos, también de la micronovela que los acompaña. Son historias que durante años retuve en la cabeza o anoté en libretitas de bar en bar, esperando el momento adecuado para ordenarlas, que encontré en verano de 2013 en Montalvo Arts Center (thanks!), un lugar idóneo para dar rienda suelta a lo que cada uno lleve dentro. Y las rematé en el chalé de la familia Plasencia Camps (¡agradecido!) en Chulilla. Dispuse del tiempo necesario para emprender «un proceso de autodestrucción» como lo explica Inés en el que disolverme en los personajes y sus historias. Hasta perdí los incisivos, clavados en un bocata de blanco y negro (hoy ya podemos reírnos de esto).
Mucho antes de terminarlo, incluso de empezarlo, supe que mi primera opción serían los editores de JekyllandJill. Los había conocido en un congreso de editores y libreros en Zaragoza, organizado por la librería Cálamo en febrero de 2011, en uno de esos viajes que haces sin saber muy bien por qué. Ahora ya lo sé: lo hice para conocerlos. Aquella madrugada, Víctor me desplegó un plano muy grande de Zaragoza en el suelo de un portal (si veis el libro entendéreis que, sin saberlo, estaba anticipando su diseño). En aquel entonces, ellos no tenían todavía editorial ni yo tenía libro. Aun así, llegamos a un acuerdo. Cuando lo tuviera se lo haría llegar. Mientras tanto ellos se encargarían de montar una editorial molona, como así han hecho. Me gustan: ellos y el amor que transmiten por sus libros; inevitable que no se refleje en el resultado final.
Ahora, marzo de 2015, Víctor y Jessica me cuentan que Tantas mentiras ha empezado a distribuirse por librerías en busca de lectores y lectoras. Es el momento de acordarme de los que me habéis apoyado para no desfallecer en el camino y que el libro llegase a su orilla. El acto de la escritura es ambivalente. No deja de ser un acto onanista-solitario pero que a la vez necesita de un sincero apoyo moral para seguir insistiendo. Porque las dudas son muchas: ¿Por qué no dejarlo? ¿Le gustará a alguien? ¿Para qué escribir cuando es mucho más relajante no tener que hacerlo? Recuerdo ahora a Nico una noche en un concierto en el Matadero insistiendo en que no debía dejarlo; o a Queca cuando una tarde mientras le estaba contando una historia en la Amazonia ecuatoriana —a saber qué me estaría inventado— me dijo: «Esas historias tienes que escribirlas. Nos las debes»; o Manol y Raquel que, desde la profunda sierra turolense, se leen hasta las solapas de los panfletos que les mando. O al Jipi que halagó —él, tan poco dado a hacerlo— Hacia un psicogeografía de lo rural, mi penúltimo intento por contar algo. Me acuerdo de la biblioteca con todos los libros de La Tapadera que Rakel y Sergio salvaguardan en el salón de su casa en Bilbao. Y de Alex y Albeliz, el aturdido alborozo con el que, todavía durmiendo, recibieron aquella chilanga mañana La vida póstuma, un anterior manuscrito que ellos publicaron en México. Me acuerdo de muchos de vosotros y vosotras que, quizás sin pretenderlo, habéis contribuido a que siguiera persistiendo.

Rincón de agradecimientos


Para los agradecimientos necesitaría mucho espacio. Me voy a dejar a alguien seguro: a Inés por su asesoramiento -¡dale aire!- y por acompañarme con paciencia en las partes más agónicas (¡gracias Jochi!); a Sergi, David y Paqui, por los consejos que me dieron en su concienzuda lectura del manuscrito;  a Sonia, por prestarme sus ojos para corregirlo; a las largas noches de oratoria con los amigos en el Casino Musical de Godella, centro de alto rendimiento para el perfeccionamiento de historias; 
a Héctor, por los muchos avatares compartidos y por su incisiva forma de mostrarme su apoyo en esto (guiño). A Andrés, porque los hay que son para toda la vida. A Edu Reptil, por este primer impulso. A los y las compas de Montalvo, que contribuyeron a que encontrara el ambiente idóneo. A los camaradas que prestasteis vuestras orejas para escuchar estas y otras historias y contribuir a perfeccionarlas con vuestros aportes: Dani, Javi (aquel viaje a Ermua), Montse, Kike, Glopep, Vicent, Rulo, Rick, Jipi, Alex (¡Indurain!)... Y a los amigos y amigas de México, Colombia, Cuba, Chile, Guinea, Ecuador, Estados Unidos, Irán, Guatemala y otros muchos sitios y personas en los que me dejé un trocito en el camino. Ojalá también caiga en vuestras manos (el libro se distribuye también en América Latina, Italia y Portugal. ¡Persuadan a sus libreros!).

                                  
A Carmen y Paco, por siempre y todo.


Y a todas las personas que habéis enviado vuestras entusiastas congratulaciones en estos primeros pasos: Jesús Ge, Viktor, Marisa, Marina, Sam, Rafa Tormo, Alba Rico, Bárbara, Laura, Txema, Luci, Aitana, Águeda, Toni Dwomo, Miguel Morata, Campo Adentro, Belén, Laia, Mónica, Almu, Rafa Verlanga, Nacho Palomitas, Nacho Fernández, Marta Sanuy, Inma, Maika, Judit, Natalia, David Estal, Erika, Rogelio, Raquel Blanco, Marta, Julia, Paloma (¡ese Fórum!), Ricardo, Itziar, Juanvi, Cata, Jordi, Néstor, Rosella, Eva, Lucía, Miquel Àngel,... Gracias.


Y a Bigott, otro zaragozano. Este concierto me acompañó de fondo en las partes más delirantes del proceso.


Y,  por supuesto, a las personas, convertidas ahora en personajes, que me compartieron un cachito de sus historias y que hoy ya forman parte de este libro.

Comparto mi alegría con vosotros y vosotras... desde Massalfassar, París, Berlín, Denia, Jaén, Valencia, Bogotá, Vigo (¡Alg-aLab!), Puigcerdà, Madrid, Malabo, Jartún, etc. Mi trabajo ha terminado, pero no estará concluido hasta que sea leído. Así que ahora ya es vuestro (si queréis, claro). Espero que podáis disfrutar de su lectura tanto como yo sufrí escribiéndolo.

PD: ¡Y pronto lo celebraremos! Por saraos no será. El primero: jueves 9 de abril en la librería Antígona de Zaragoza. El baile ha comenzado.

Ancud-Benicalap, marzo 2015

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